[Lola]
Me encuentro afuera de la casa de mis padres de nuevo con la maleta al lado y con una cara de pocos amigos que sé desbordará millones de preguntas cuando me abran la puerta; honestamente no quiero responderlas.
Al escuchar mi madre llega cierro los ojos esperando el golpe, el típico “Hay mijita otra vez” o algo parecido que siempre me dicen cuando regreso con mis maletas por unos diás mientras encuentro donde vivir.
—¡Hola pasa mija! — escucho a mi mamá y al abrir los ojos veo que están en una fiesta.
—¿Interrumpo algo? — pregunto.
—No, no, sólo es un pequeña reunión de amigos, pero pasa.
Entro un poco temerosa y veo a los amigos de mi padre felices tomando vino y escuchando a todo volumen la canción de despacio de Luis Fonsi con Daddy Yankee. Mi padre la corea junto con otro amigo y siento que acabo de entrar a un mundo surreal.
—¡Hijita! — me dice mi padre cuando me ve y se pone de pie. Puedo oler la cerveza en su aliento.
—Hola Pa’, gracias por aceptarme de nuevo.—
—De nada, para eso es tu casa. Yo le dije a tu mamá, que quería convertir tu cuarto en un gym que lo dejará así porque tarde o temprano ibas a regresar y no estaba equivocado.
Finjo una sonrisa, porque ese comentario que sé estuvo influenciado por el alcohol, pero a la vez sé que fue el más sincero.
—Voy, voy a subir mis cosas a la habitación — digo aún fingiendo y después de saludar con la mano a los invitados subo las escaleras y me encierro bajo llave.
—Otra vez aquí — le digo a mi muñeca de tela que yace recostada sobre mi cama. Volteo al rededor y veo que mi madre sigue teniendo mi habitación de la infancia igual a como la dejé a los 18 años cuando me fui de intercambio al extranjero y regresé simplemente para llorar por un amor, luego me fui, luego volví a regresar, para volver a irme.. y ahora, aquí estamos, llorando por otro amor.
Estoy más que salada en las relaciones amorosas, siempre ha sido así y todo es culpa de Javier mi primer amor, la persona que me dio a conocer todo con respecto a ese mundo pero de la manera más tóxica y cruel, más de lo que yo me hubiera imaginado. Después fui de una relación tóxica a otra y a otra, y a otra hasta que llegué con “meh” y pensé que había encontrado al indicado pero no, heme aquí, 28 años y durmiendo en una cama con cobijas de Barbie bailarina.
Me tiro a la cama y esta vez no lloro, simplemente me acomodo y dejo que mi cuerpo descanse. Ayer estaba en mi departamento completamente sola esperando porque “meh” llegara para cenar y hoy estoy aquí. Ya ni vale la pena pasar las etapas del duelo, simplemente dormiré y mañana buscaré un lugar para vivir para mudarme lo más pronto posible.
—El amor y yo hemos terminado — murmuro a la almohada — a partir de hoy no pensaré más en él, ni siquiera quiero estar cerca.
Sé que eso es imposible, porque del amor hago mi fortuna: soy Organizadora de Bodas. Ya sé es tonto y tal vez estén diciendo ” pobre mujer, ve bodas felices todo el tiempo y ella está más salada que el mar muerto” pero no, me gusta mi trabajo, me gusta hacer los sueños realidad de la gente y saber que el día más importante de su vida fue perfecto gracias a mi, a Lola Santiago, una de las Wedding Planner más cotizadas que existen, pero que es pésima en el amor… así que me convencí de que no soy buena para estar enamorada pero si para que la gente se enamore, o no sé… una cosa así, yo me entiendo… creo.
Me volteo en la cama y miro al techo — ni siquiera pude quedarme con Señor Miau — digo acordándome de mi gato negro que adopté con “Meh”, al menos me hubiera dejado el gato — y entonces me pongo a llorar. El señor Miau era lo mejor de esa relación y es triste saber que cuando “Meh” me dijo que era gay y que salía con su asistente personal desde hace un año y que yo sólo era la tapadera, haya dicho un “O.k.” y me haya quedado de pie observándolo, pero por el gato, rompo en llanto.
De verdad que tengo una vida patética, una que nunca pensé que tendría pero que al final de cuentas, es lo hay. Ni modo, mañana será un nuevo día y mientras escucho a mis papás cantar “El baño” de Enrique Iglesias en la sala, caigo rendida sobre la cama pensando en que debí haberme dado cuenta de que esto terminaría así cuando “Meh” sabía más de cortes de vestidos de novia que yo.
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2 Responses
Pobre Lola y si había señales que Meh dió y no se dió cuenta puede ser verdad el amor nos ciega muchas veces
Todo estaba ahí, pero la toxicidad que tenía antes la cegó, y al ver que todo iba “bien” con Meh pues la hizo cubrir las señales con el clásico velo rosa