-Verano- Madrid-
Spot de televisión (lobby de la fundación)
¡Bienvenidos a la Fundación Canarias-Lafuente!
Nos enorgullece ser una entidad dedicada a fomentar la cultura, la salud y la educación tanto a nivel nacional como mundial. Nuestro compromiso es mejorar la calidad de vida proporcionando apoyo y creando oportunidades para el desarrollo y el bienestar de las comunidades vulnerables.
Con sede en Madrid y México, trabajamos incansablemente para garantizar el acceso a una educación de calidad, promover programas de salud integral y enriquecer la vida cultural de las personas. Creemos firmemente en el poder transformador de estos pilares fundamentales para construir un futuro mejor para todos.
Nos complace también presentarles a nuestra fundación hermana, la Fundación Alegra Bustamante, enfocada en la prevención del suicidio y la salud mental. Juntos, unimos esfuerzos para ofrecer esperanza, apoyo y recursos a quienes más lo necesitan.
En la Fundación Canarias-Lafuente, vida es valiosa y cada acción cuenta. ¡Únete a nosotros y sé parte del cambio positivo!
Fundación Canarias-Lafuente: Fomentando cultura, salud y educación para un mundo mejor.
David entró apurado, tratando de encontrar el pase para el elevador que sube a su oficina. Busca entre los bolsillos de su bien planchado saco, y también en los de su pantalón. Sin ese pase, no puede abrir la puerta de empleados y mucho menos subir al primer piso para estar en la junta de los viernes.
⎯Mierda, mierda, mierda ⎯murmura, algo desesperado. Se detiene en medio del recibidor y trata de hacer memoria de dónde pudo haberlo dejado.
¿Fue en la maleta del gimnasio?, ¿en la casa?, pero si lo dejé en la mesita de la entrada… ¿Fue en casa de Caro?
⎯¿Buscas esto? ⎯escucha la voz de su asistente.
Al levantar la mirada, ve a Linda, con una sonrisa y el pase en sus manos.
⎯¿Dónde lo dejé? ⎯pregunta, tomando el pase.
⎯Lo tiraste ayer que salías apurado ⎯le contesta⎯. Andas de verdad distraído, ¿eh?
⎯¡Claro que estoy distraído!, en realidad estoy muy nervioso. ⎯David toma a Linda del brazo y la lleva a una esquina. Del bolsillo de su pantalón saca una caja de terciopelo rojo.
⎯¡David! ⎯expresa, poniendo la mano sobre su pecho⎯. Sé que somos el uno para el otro pero, mínimo invíteme un café.
⎯Lindura, sabes que tú eres el amor de mi vida…
⎯Ya quisieras que yo fuera el amor de tu vida…
David, abre la caja y le muestra a Linda un hermoso anillo de compromiso, de oro blanco, con un diamante en forma de pera engastado en un halo de diamantes más pequeños. La banda del anillo también está engastada con diamantes.
⎯¡GUAU! Ana Carolina se ahogará en el mar si se desmaya y cae por la borda del yate.
David hace un gesto de pocos amigos.
⎯No es gracioso.
⎯Lo siento, es que estoy muy impresionada. ¿A cuántos pagos lo sacaste?
⎯¿Pagos?, fue de contado y diseñado solo para ella… ⎯contesta David, presumido.
Linda lo toma entre sus manos y lo admira.
⎯Podrías garantizarle a Carlitos una educación completa con lo que cuesta este anillo ⎯le comenta.
⎯Carlos tiene todo lo que necesita, ¿vale? Por cierto, ¿cómo le fue en su presentación en la primaria? ¿Le sirvió el consejo que le di?
⎯Le fue bien. Recuerda que mañana lo vas a llevar al zoológico junto con tus sobrinos, ¡no lo olvides!
⎯¿Cuándo he olvidado una promesa a tu hijo, eh?, ¿qué clase de padrino crees que soy?
⎯Últimamente, uno muy distraído. No puedes fallarle porque te espera con ilusión.
⎯O, ¿no será porque tienes una cita con el chico del área de educación? ⎯pregunta, de manera pícara.
⎯¿Cómo supiste? ⎯pregunta Linda, apenada.
⎯Yo lo sé todo. Me agrada, es buen tipo.
⎯Veremos… ⎯finaliza Linda⎯. Entonces, ¿cuándo le pedirás matrimonio?
⎯Después de la boda de mis hermanas, en Ibiza. Sigue en pie lo del yate, el atardecer y todo eso que te dije. Lo haré después para que no piensen que quiero robarles el protagonismo.
⎯Es una boda doble, con 400 invitados, en uno de los lugares más lujosos de Ibiza… ¿Qué vas a opacar? ⎯le contesta ella.
⎯Ja, ja, ja… muy graciosa. ⎯David le quita el anillo de la mano y lo guarda en la caja⎯. Lo pondré en la caja fuerte de mi oficina, aquí estará más seguro. Te advierto, solo tú sabes de esto, nadie más.
⎯¿Ni Daniel?
⎯Ni Daniel…
⎯¡Guau!, me siento afortunada…
⎯Ahora vámonos, que la junta está por iniciar, ¿sobre qué es?
⎯Reunión de seguimiento y evaluación.
⎯¿Qué hacen?
⎯¡Ah! ⎯gritan ambos, y saltan levemente, cuando la voz de Karl Johansson les interrumpe.
⎯¿Por qué tan nerviosos? ⎯insiste, al notar su reacción.
⎯Nadie está nervioso… ¿Qué te hace pensar eso? ⎯responde, David Tristán, escondiendo el anillo en el bolsillo.
⎯¿Qué es eso? ⎯Karl nota que David guarda algo.
⎯Nada…
⎯¿No me vas a decir? Yo te digo todo.
⎯Es información que yo no te pido, cuñado. Yo no te diré, lo sabrás en su debido momento.
⎯¿Señor David Tristán Canarias? ⎯Se escucha la voz de una mujer.
Tanto David como Karl voltean y le sonríen.
La mujer, de cabello largo, negro y lacio, piel canela y ojos color violeta, se presenta ante ellos. A pesar de su estatura baja en comparación con Karl y David, quienes medien 1.90 y 1.85 metros respectivamente, irradia una presencia que sugiere una estatura mayor. Sus ojos se posan directamente en Karl, ignorando por completo a Tristán.
⎯Mi nombre es Valentina de la Torre ⎯Ella le da la mano a Karl y lo saluda⎯. Necesito hablar urgentemente con usted.
⎯¿Conmigo? ⎯pregunta Karl, al notar que se ha equivocado⎯. Pero si yo soy…
⎯¿Qué es lo que quiere hablar con David Tristán? ⎯interrumpe David, todavía sin decirle que habla con el hombre equivocado.
Valentina lo ve de los pies a la cabeza, recorriendo su cuerpo como si fuera una escultura griega que debería estar en un museo.
⎯Sobre el impacto ambiental que tendrá la construcción de la clínica en la colonia volcanes, en puerto Vallarta ⎯expresa ella con firmeza.
⎯No hay impacto ambiental ⎯contesta Tristán, con seguridad y firmeza, para darle una sonrisa coqueta.
⎯Sí la hay, y le puedo dar al señor Canarias varias razones del porqué ⎯responde, posando sus ojos en Karl.
⎯Bien… ⎯dice Karl, sin embargo, en lugar de prestarle a tención o pedirle que continúe, se aleja del grupo⎯. Junta, en diez minutos ⎯le recuerda a Tristán.
Valentina cruza los brazos sobre su pecho y su rostro refleja molestia.
⎯¡Lo sabía!, es un engreído, egocéntrico que no escucha razones. Es un grosero, todavía se va y me deja hablado como tonta.
⎯¿Quién se va?, ¿quién te deja hablando como tonta?
⎯Él. ⎯Valentina señala a Karl⎯. David Tristán, el jefe de proyectos.
David voltea a ver a Linda, y ella encoge los hombros.
⎯Iré a preparar todo…⎯anuncia, para alejarse y dejar a Tristán solo.
Valentina juega con la cruz que trae colgada sobre su cuello y la muerde levemente.
⎯Grosero ⎯murmura.
⎯Creo que tiene una perspectiva algo equivocada de David Tristán.
⎯¿Crees? ⎯pregunta ella, en tono agresivo.
⎯Así es…
⎯Pues será muy guapo y gallardo, pero su actitud y educación dejan mucho que desear.
David sonríe.
⎯Gracias por lo de guapo y gallardo… es genética.
Valentina voltea y, por primera vez fija su mirada en Tristán, y se sonroja. Se queda en silencio, observándolo, como si supiera algo, pero no sabe qué.
Tristán camina unos pasos hacia atrás y se detiene al lado de su propia fotografía. Hace gestos, indicándole a Valentina que él es el jefe de proyectos. Ella al leer el texto debajo de la foto de él sonriendo, se cubre el rostro, apenada.
⎯¡Ay, Dios mío!, disculpa ⎯expresa⎯. Yo pensé. Bueno, es que la señorita de la entrada me dijo…
⎯Está bien. Es un honor que me confundan con Karl…
Valentina se voltea, dándole la espalda a Tristán. Se quita las manos del rostro y toma un suspiro, como si estuviera entrando en personaje. Después se voltea.
⎯Bien, entonces vengo a hablar contigo sobre el proyecto en la colonia volcanes que tiene impacto ambiental ⎯dice, con firmeza.
⎯No, no tiene impacto ambiental. Personalmente, lo analicé en el momento de proponerlo, y no hay nada que lo afecte ⎯responde seguro⎯. Así que si vino desde México a Madrid a decirme eso, perdió su tiempo. Ahora, si me disculpa, tengo una junta muy importante.
Tristán comenzó a caminar hacia el elevador, dejando a Valentina atrás.
⎯¿Qué? ⎯pregunta ella, bastante sorprendida, pues pensó que Tristán sería un poco más amable⎯. ¿Es en serio? ⎯Ella toma su maleta y jalándola, va directo hacia Tristán⎯. Es todo lo que me dirá.
⎯Sí ⎯responde Tristán, esperando el elevador.
⎯¿No escuchará lo que le tengo que decir?
⎯No. Ese proyecto se pondrá en marcha en unos días y está debidamente calculado, señorita de la Torre ⎯pronuncia, con una voz suave pero firme⎯. Sé lo que hago.
⎯Pues no, no sabe nada. Se nota que usted no es de allá.
David se ríe.
⎯¿Da por hecho eso?
⎯Sí, así como doy por hecho de que al ser el hijo del dueño de la fundación no le importa nada. Además, vuelvo a decir que es un grosero y engreído.
⎯Hay varias cosas que ha dicho sobre mí que son ciertas ⎯admite David, y acercándose al rostro de Valentina le recita⎯. Que soy gallardo y guapo.
Él se aleja, para entrar al elevador. Las puertas están a punto de cerrar, pero, ella, mete el pie y evita que lo hagan.
⎯Soy una mujer muy necia.
⎯No lo dudo ⎯contesta él, con simpatía.
⎯Y te esperaré aquí, hasta que accedas hablar conmigo.
⎯Bien. Hasta luego, señorita de la Torre ⎯pronuncia la frase Tristán, y le pide a Valentina que quite el pie de la puerta. Ella lo hace, y las puertas se cierran.
⎯Engreído ⎯murmura, llena de enojo, para después tomar su maleta y caminar hacia la sala de espera⎯. Tienes que salir por aquí en algún momento del día, y juro que me escucharás. Lo juro.
***
-Seis de la tarde –
⎯En la Fundación Canarias-Lafuente, creemos en el poder transformador de la cultura. Hemos apoyado proyectos recientes que celebran la creatividad y el conocimiento ⎯repite Valentina, de memoria, mientras el rostro de David Tristán aparece en todas las pantallas del recibidor⎯. Nuestros proyectos culturales han tocado corazones y enriquecido vidas. Únete a nosotros en nuestro compromiso por un futuro lleno de creatividad y conocimiento. Visítanos en línea para más información. Fundación Canarias – Lafuente, fomentando cultura, salud y educación para un mundo mejor. ¡Dios!, ¿no se cansan de escucharlo? ⎯pregunta al aire.
Valentina ve su reloj y nota que son las seis de la tarde y no se ha movido de ahí, ni siquiera para ir al baño. Ha estado sentada por horas en el sofá, ha recorrido cada esquina del recibido y contado los azulejos del suelo.
También, ha observado cada una de las fotografías que hay sobre los muros, que relatan los proyectos que han hecho, y otras donde salen los fundadores de la fundación y ha ido a hacer guardia al elevador privado, después de asegurarse de que es la única salida por donde él puede bajar.
Valentina se pone de pie, camina hacia el retrato de David y lo observa. Ve su rostro gallardo, esos ojos café claros de mirada intensa. Su cabello rizado perfectamente peinado y cuidado y esa mueca simulando una sonrisa, que expresa un poco de su personalidad.
⎯Idiota ⎯murmura, acercándose a su nombre⎯. ¡Ay, sí! David Tristán Canarias Lafuente, jefe de proyectos de la fundación. Yo agregaría hijo de papi, idiota y engreído ⎯continúa⎯. Seguro tienes ese puesto porque papi te lo dio y no te importa en verdad lo que sucede fuera de tu burbuja. Digo, si estás muy guapo, pero lo que tienes de guapo lo tienes de grosero.
⎯¿A caso está peleando, señorita de la Torre? ⎯Se escucha la voz de Tristán, detrás de ella. Ella salta del susto, pues la ha tomado por sorpresa, después voltea y lo ve ahí, con la misma sonrisa idiota de su fotografía⎯. ¿Puedo preguntar si va ganando?
⎯¡Al fin bajas!, ¡llevo horas esperándote! ⎯le reclama.
⎯Pero mamá, si tú me dejaste ir a jugar ⎯contesta Tristán, en tono sarcástico.
⎯¡Eres en verdad un hombre muy grosero!
⎯Sí, lo sé. Me dijiste que lo que tengo de grosero lo tengo de guapo ⎯habla entre risitas.
Valentina se enoja.
⎯¿Te gusta hacerme rabiar?
⎯No, no, no señorita de la Torre ⎯contesta él, entre risas y negando con la cabeza⎯. Usted es la que se enoja sola. Pelea sola.
⎯¿Cómo no me voy a enojar si llevo horas sin moverme de aquí, con hambre y esperando por ti?
⎯Bueno, ese es su problema. En mi defensa, yo nunca le pedí que me esperara y no le garanticé que fuese a bajar. Así que, si usted pasó todas esas dificultades es por su propia voluntad. Tengo entendido que es muy necia.
⎯¡Arg!, eres insoportable.
David se rio.
⎯Vaya a descansar, señorita de la Fuente es tarde. ⎯Y sin decir más, camina hacia la puerta, dándole la espalda. Sin embargo, siente cómo alguien se le cuelga del brazo y lo detiene.
⎯¡Ah, no!, me tienes que escuchar.
⎯¿Qué demonios? ⎯pregunta él, bastante sorprendido.
⎯Te esperé horas y al menos merezco que me escuche.
⎯Señorita, es tarde, y tengo cosas qué hacer. No la voy a escuchar hoy. Le recomiendo que se vaya a descansar.
⎯No ⎯dice ella firme, y se pone delante de él. La altura y cuerpo de David la intimidan, pero eso no la detiene⎯. Quiero una cita contigo.
David sonríe.
⎯Bueno, hay un restaurante muy lindo, podemos ir a platicar y…
⎯¡Válgame, Dios!, ese tipo de cita no ⎯expresa, ofendida⎯, una donde le platique a qué vine.
⎯¡Ah!, ¿esa cita?, no puedo, tengo la agenda llena. Venga el lunes a ver si se abre un hueco ⎯bromea.
⎯¿El lunes?, y, ¿qué haré hasta el lunes? ⎯pregunta, bastante confundida.
⎯Pues… está en Madrid, ¡en verano!, hay muchas cosas que puede hacer… si gusta, le puedo dar un mapa de un tour o puede pedir folletos en la oficina de turismo. ⎯David toma la mano de Valentina con delicadeza y la quita de su brazo⎯. Vaya a descansar…
⎯Y, ¿prometes que me verás el lunes? ⎯pregunta.
David le cierra un ojo.
⎯No, pero, veremos qué tan necia puede llegar a ser, señorita de la Torre ⎯contesta David⎯. Disfrute su fin de semana en Madrid, coma y descanse. ⎯Y sin decir una palabra más, se aleja de ella dejándola en medio del recibidor.
“En la Fundación Canarias-Lafuente, no reconocemos fronteras; el bienestar es nuestra bandera.”
Se escucha al fondo, quedando acorde con lo que Tristán le acaba de decir. Valentina ve cómo él se sube a un auto de color negro y se aleja.
⎯¡Taxi! ⎯grita, saliendo del edificio mientras jala su maleta.
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